El ‘Cosplay’ (anglicismo que se deriva de la combinación de las palabras “costume” y “play”) podría definirse como aquella actividad en la cual una persona interpreta a un personaje de anime, ficción o literatura a través de la vestimenta. 

Este fenómeno, de alcance mundial, tiene múltiples congregaciones y espacios concretos de reunión, como por ejemplo, la ‘comicon’, pero tiene su epicentro en Japón, país en donde la popularidad de esta práctica crece en conjunto con la cultura de ‘fanart’ y la industria del anime. Es habitual encontrarse en cualquier ciudad de Japón a jóvenes vestidos de sus personajes favoritos, lo que además genera una gran motivación para quienes realizan cosplay, de generar sus propios personajes y así participar en la construcción de esta cultura tan particular. 

El cosplay tiene tal relevancia en Japón que el Gobierno de este país se encuentra seriamente analizando mecanismos en materia de Derecho de Autor para custodiar los intereses de los los autores de los personajes originales representados, y de las corporaciones titulares de dichos derechos. 

Japón es un país firmante del Convenio de Berna y, por ende, su legislación se encuentra armonizada con los principios y presupuestos mínimos que esta convención reconoce, y que a su vez se encuentran adaptados en la gran mayoría de los países del mundo. 

En Berna se establece una regla de pasos para conocer si el uso de una obra protegida puede ser utilizada sin que dicho uso represente una infracción al derecho de autor (comúnmente denominadas como limitaciones y excepciones al derecho de autor). Tomando en cuenta lo establecido por el Convenio de Berna, podríamos decir que el cosplay supone un uso justificado como excepción al derecho de autor toda vez que se realice sin fines de lucro ni suponga un perjuicio a los intereses legítimos del autor. 

Pero el cosplay ya no se limita a representaciones sin fines de lucro o de mero entretenimiento por parte de quienes lo realizan o aprecian este fenómeno. 

Existe una industria en torno al cosplay en franco crecimiento, con representantes de esta cultura obteniendo más de US$90.000 al mes, como es el caso de la famosa ‘cosplayer’ Enako. 

El Gobierno de Japón busca aprovechar este fenómeno para promover las industrias culturales en Japón y de Japón hacia el mundo. Shinji Inoue, funcionario del gobierno a cargo de la estrategia ‘cool Japan’, ha manifestado que para apoyar el crecimiento de las industrias culturales japonesas, es necesario contar con un ecosistema en donde los creadores de contenido original, y los titulares de los derechos que de dichas creaciones se derivan, se sientan protegidos y tenidos en cuenta (https://www.japantimes.co.jp/news/2021/01/31/national/cosplay-copyright-infringement/)

En el último tiempo, se percibe un claro crecimiento del fenómeno del  cosplay y del fanart en general, incluso con la proliferación de fanzines que ofrecen interpretaciones y posibles desenlaces de historias y personajes conocidos en la cultura scifi, anime, entre otras. 

Incluso en nuestro país, recientemente hubo una serie de debates en torno al posible uso sin autorización de personajes de anime por parte de la pintora argentina Fátima Pecci Carou en sus obras, es decir, el debate es vigente y no se limita al país oriental.

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Por Franco Giandana

Ph: Salvatore Gerace, “Cosplay”, 2014. CC-BY-SA 2.0
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/